Las bicicletas plegables son aquellas que pueden doblarse gracias a las bisagras que incorporan en las partes principales como el cuadro o el manillar.
Para elegir la bici que mejor se adapte a vos, tenes que tener en cuenta los siguientes puntos:
- El uso que se le va a dar: es lo primero que debemos tener en cuenta, ya que de eso dependen las características físicas de nuestra bici. Si la vamos a usar siempre en trayectos urbanos debemos buscar una bicicleta pequeña y ligera. Una bicicleta de aluminio o de acero inoxidable por debajo de los 10 kilos de peso, sería la mejor opción para trayectos cortos y poco exigentes. Por el contrario, si la vamos a utilizar para realizar viajes más largos o si la vamos a meter habitualmente en transportes como el tren o el avión necesitaremos una bicicleta más robusta y resistente, aunque pese más.
- El tamaño de las ruedas: por lo general, las bicicletas plegables más comunes montan ruedas de 16’ o de 20’. Si bien las de 16´ son populares entre las bicis de ciudad, las de 20´ son las más elegidas porque ofrecen mayor estabilidad. Al margen de estos dos tipos, en los últimos años se han comenzado a comercializar bicicletas plegables con múltiples diámetros de rueda, incluyendo las que se asemejan a las MTB de 26’ o de 27’5 pulgadas.
- La velocidad de plegado: Si vamos a plegar nuestra bicicleta varias veces al día y en sitios con poco espacio necesitaremos una bici que pueda desmontarse con facilidad. Por el contrario, si la vamos a usar esporádicamente, podremos buscar una que sea más robusta aunque tardemos más en plegarla.
- Las dimensiones de la bicicleta una vez plegada: antes de comprarla conviene valorar cual es el tamaño real de la bici cuando se pliega por completo y la facilidad con la que se puede transportar de ese modo. No es lo mismo una bicicleta que queda como una pieza compacta que una en la que sobresalen piezas como los pedales o las manetas de frenos.
- Las transmisiones: hay bicicletas plegables sin cambios de marcha, otras con un solo plato y varios piñones y otras que llevan cambios convencionales con una amplia corona de piñones y dos o tres platos. Cuantas más posibilidades más cómodo resulta afrontar los desniveles del terreno, pero también se añade peso a la bicicleta. El cambio es una de las piezas claves de una bicicleta, por eso hay que tenerlo en cuenta. Conviene elegir una transmisión de calidad aunque sea un poco más cara o aunque prescindamos de otras comodidades. Si nos quedamos sin cambios después de hacer unos viajes la inversión en una bicicleta plegable no habrá servido de mucho.
- Los frenos: la mayoría de bicicletas plegables tienen todavía frenos de tipo V-Brake, en los que dos zapatas rozan en la llanta para frenar. Sin embargo, ya hay modelos con frenos de disco mecánicos y también hidráulicos. Estos modelos suelen ofrecer una mayor eficacia de frenado, pero también son más complejos y son más difíciles de reparar si se dañan. También hay bicicletas plegables con freno contrapedal, un sistema integrado en el buje de la rueda posterior que hace que la bicicleta frene si giramos los pedales hacia atrás. En teoría, para desplazamientos urbanos el freno ideal sigue siendo el de tipo V-Brake, tanto por su sencillez como por su precio y su respuesta.
- El cuadro: Los dos materiales principales con los que se fabrican los cuadros de las bicicletas plegables son el aluminio y el acero. A pesar de que el acero parezca mucho más pesado, las calidades técnicas que han alcanzado algunas marcas han hecho que el peso de un cuadro de acero no sea mucho mayor que uno de aluminio, además, el acero es también más resistente. También hay cuadros de titanio y de fibra de carbono para los más exigentes. La principal ventaja de este último material es su ligereza, aunque es algo que se nota en el precio.
- Las suspensiones: Una suspensión delantera y un amortiguador trasero hacen a la bici mucho más cómoda, mejorando la posición de la espalda y reduciendo las vibraciones en los brazos y las muñecas, pero también encarece el precio y abre la posibilidad de tener averías que pueden ser complicadas de reparar y de alto costo.
- El equipamiento adicional: objetos como los guardabarros, focos en la parte delantera o bajo el sillín, una cestita en el manillar o un portabultos sobre la rueda trasera pueden resultar muy prácticos para transportar pequeños objetos. No todos los modelos permiten colocar estos equipamientos, por lo que habrá que valorar si realmente los necesitamos o no.
- La talla: la posición que se adopta en una bicicleta plegable no es la misma que se suele adoptar en bicis de carretera o en MTB. Se suele ir más erguido, con los brazos más extendidos y más elevado respecto al suelo. Por eso es imprescindible comprobar la talla y las medidas del cuadro, para asegurarnos de que pueden adaptarse a nuestro cuerpo y mantener así una posición cómoda. Lo contrario acabará por causarnos incómodos dolores por todo el cuerpo. Si necesitas ayuda para saber la talla ideal para tu bici, te invitamos a leer nuestro blog sobre el tema, haciendo click acá.